Pero la realidad es que ellos saben poco sobre el dinero, no conocen su valor real ni el de las cosas materiales en general, o el esfuerzo que conlleva conseguirlas. Por eso, no es raro que se muestren caprichosos, que no cuiden sus juguetes o su ropa, o que se cansen enseguida de un mismo objeto.
En este sentido, pedagogos y educadores están cada vez más de acuerdo en que es positivo imbuirles en el mundo de las finanzas desde pequeños. En palabras de la experta Juana León “la educación en finanzas es esencial en el bienestar de las personas, está muy ligada a la educación emocional y en valores y, además, es mejor adquirirla desde niños en forma de hábitos”. Además, “las finanzas no sólo son una cuestión de saber, sino de hacer; el conocimiento sin acción no produce resultados”, puntualiza la financiera.
Por eso es importante que empezando desde el entorno familiar, a partir de edades bastante tempranas, y predicando con el ejemplo, enseñemos a los pequeños de la casa lo que podemos llamar unos buenos hábitos financieros. No es tan difícil, siempre y cuando tratemos el tema de una forma lo más natural posible y lo incluyamos en la cotidianidad. Además, nos podemos ayudar de algunos recursos lúdicos que nos harán la tarea mucho más fácil.