Obviamente, las circunstancias particulares de cada cual hacen que el respectivo presupuesto pueda presentar numerosas particularidades y diferencias respecto a otros. De hecho, la perspectiva y la gestión del dinero cambia según la etapa de la vida.Sin embargo, hay una serie de pagos clave que afectan a la práctica totalidad de los adultos. A continuación te contamos cuáles son los 15 gastos que deberían aparecer siempre en tu presupuesto personal, pero antes tendrás que diferenciar los gastos en función de las prioridades: los imprescindibles, los necesarios y los que, en caso de apretura, pueden eliminarse o reducirse.
Gastos fijos
En este apartado entran los abonos periódicos inevitables que alcanzan siempre o casi siempre el mismo importe.
El alquiler o la hipoteca. En algún sitio hay que vivir, así que toca abonar una renta o una cuota mensual al banco. De este desembolso se libran aquellos que tienen un inmueble en propiedad o los que, con permiso del dueño, habitan en una vivienda sin necesidad de pagar.
Los préstamos o créditos. Más allá del préstamo hipotecario puede haber otros, también crediticios, que obliguen a hacer frente a cuotas o a pagos.
Seguros, que pueden ser de vida, de la casa, de salud, del automóvil, etc.
Otros gastos similares que cumplan las mismas características. Por ejemplo, si se cuenta con una vivienda en propiedad, los gastos de comunidad, que son cíclicos. Asimismo, en caso de tener críos, los desembolsos derivados de la educación que reciben.
Gastos variables
El segundo campo abarca aquellos dispendios que, siendo también imprescindibles, oscilan de un mes a otro.
Los consumos en el hogar, aunque son inevitables por mucho que se apure, sí pueden ser distintos en su cuantía. Son el gas, la electricidad y el agua. También se incluyen aquí las telecomunicaciones: wifi, televisión, teléfono fijo y móvil (este último no se produce únicamente en casa, pero puede agruparse con los otros).
Alimentación. Como resulta obvio, se trata de un gasto irrenunciable, aunque puede ser realmente voluble dependiendo de la cantidad, variedad y precio de los productos. Leche, huevos, carne, pescado, verduras, hortalizas, legumbres, fruta, pan, pasta, arroz, etc.
Limpieza e higiene. Este punto podría estar incluir en el anterior, dado que unos y otros artículos suelen adquirirse al mismo tiempo y en exacto lugar (supermercados, hipermercados, etc.), pero no es exactamente el mismo caso. Detergente, suavizante, lejía, trapos, productos de limpieza varios… También los artículos de higiene personal pueden alcanzar cierto protagonismo en el presupuesto.
Transporte. Sea público o privado, es un dispendio habitual para la mayoría de las personas. La primera modalidad es más barata, aunque el automóvil es una herramienta imprescindible para muchos por motivos profesionales o familiares.
Combustible. Ligado irremediablemente al apartado precedente, para un grupo importante de ciudadanos es un abono periódico tan significativo que en sus presupuestos merece un capítulo aparte.
Vestido y calzado. Este gasto puede ser realmente variable, tanto en función de las circunstancias familiares -si hay hijos de por medio, se dispara- como en el uso que se dé a la ropa. En otras palabras, hay personas que cambian de vestuario cada año y hay otras que, en cambio, utilizan las prendas hasta que quedan inservibles.
Tarjetas bancarias. De nuevo, un dispendio que puede oscilar de forma considerable. De hecho, la tarjeta de débito, y más aún la de crédito, son uno de los grandes peligros para el consumidor o para el ahorrador por el hecho de no usar dinero en metálico, con el riesgo que ello implica.
Gastos discrecionales
Finalmente, los dispendios más superficiales que, de ser necesario, pueden atenuarse o incluso llegar a ser nulos.
Ocio. Cine, teatro, comidas fuera de casa, viajes, visitas a museos… Aunque todo un alimento vital y espiritual para ciertas personas, no son irrenunciables.
Actividades deportivas, que han cobrado tal protagonismo, en especial el gimnasio, que se posicionan como un epígrafe aparte.
Compras. Otro gran enemigo del ahorro y la moderación, por lo que resulta clave controlar la pulsión de adquirir productos que no necesitamos.
Consumos personales. Alcohol y tabaco siguen siendo todo un gasto para una parte relevante de la población.